Un amor inquebrantable
Los pericos que han cumplido 50 y 75 años como socios recibieron este miércoles su insignia y diploma en el RCDE Stadium
Existen muchos tipos de amores, pero pocos son tan puros, firmes e incondicionales como el que une a un aficionado con su equipo. El amor futbolístico resiste dificultades, se alimenta de alegrías y, aunque a veces resulte inexplicable, siempre permanece fiel. Esa lealtad lo convierte en un sentimiento único, que avanza al ritmo de las temporadas, de los jugadores, de los entrenadores… y que nunca se rompe.
Por eso no hay reconocimiento más justo que el dedicado a nuestros socios más longevos. En la Sala President del RCDE Stadium, los pericos que celebran medio siglo y tres cuartos de siglo de fidelidad blanquiazul fueron homenajeados en un acto cargado de emoción. Toda una vida, una vida solo en blanquiazul.
El CEO del RCD Espanyol, Mao Ye, y el consejero y exjugador, Rafa Marañón, entregaron las insignias y diplomas a los homenajeados. Entre ellos destacaron caras conocidas como los patronos de la Fundació, Sergio Oliveró y Antonio Giménez, o el integrante del grupo de Recerca Històrica y antiguo trabajador del club, Carlos Ferrer, que aportó su habitual toque de humor. El exjugador Dani Solsona ejerció de padrino de los condecorados, mientras que los embajadores Toni Blanch, Raúl Longhi e Iñaki Pérez de Arrilucea, junto al responsable de Relaciones Institucionales Deportivas, Joan Capdevila, y Ramón Soley, patrono de la Fundació, también quisieron acompañar a los distinguidos y a sus familias. Marañón y Solsona han recordado viejas batallas para alegría de los asistentes, que han disfrutado de las anécdotas de los exjugadores.
Uno de los momentos más entrañables ha sido cuando los hijos de Enrique Colomé Cuñat han recogido la insignia de oro y brillantes del RCD Espanyol por los 75 años de socio, en memoria de su padre fallecido el pasado mes de junio. Ha sido un instante emotivo.
El acto fue un compendio de emoción, recuerdos, vivencias y orgullo compartido. Un homenaje que refuerza ese amor inquebrantable entre los socios y su Espanyol, un vínculo que trasciende generaciones y que late eternamente en blanquiazul.
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