Sonrisas blanquiazules
O cómo se extienden el espíritu y los valores del Espanyol en la Amazonia peruana gracias al Padre Luis
A orillas del Huayabamba y del Huallaga, uno de los ríos más caudalosos que forman parte de la extensa cuenca de la Amazonia peruana, empiezan a verse un buen número de camisetas y banderas del RCD Espanyol. “Hay algunas del Madrid y del Barcelona, pero ahora ya son mucho más comunes las del Espanyol”, comenta el Padre Luis con la certeza de conocer palmo a palmo ese territorio.
Él es el Padre Luis, un misionero catalán afincado en esa zona del Perú prácticamente de forma ininterrumpida desde 2006. El mismo que se convirtió, sorprendentemente, en viral hace unos meses gracias a un video suyo en el que un grupo de niños y niñas alentaban y felicitaban al Espanyol al saber que continuaba en Primera.
Este verano, aprovechando su visita a Barcelona, el párroco catalán no sólo renovó su carnet de abonado del conjunto blanquiazul, sino que pudo conocer personalmente a Javi Puado en la Ciutat Esportiva Dani Jarque y también llevarse hasta ese recóndito lugar de Perú camisetas, banderas y toda una serie de objetos blanquiazules.
Junto a su labor evangelizadora ha sembrado una corriente de alegría y simpatía en una zona deprimida en la que una vivienda es apenas una construcción básica de adobe, madera y una chapa metálica como techo. Allí, en medio de la frondosa vegetación amazónica, rodeado de caudalosos ríos y balsas para “poder cruzar a la otra orilla”, atiende a más de 180 niños repartidos en más de 70 ‘pueblitos’ -“mejor deberíamos decir comunidades”-, apunta buscando hacer aún más preciso su lenguaje para explicar cómo es su entorno diario. O lo que es lo mismo: mucha vida de parroquia y labor social, “atender a la gente, mantener la relación personal y tratar de ayudar en todo lo que puedo”.
Explica, con su tono afable, sereno y didáctico que los pequeños recibieron sus obsequios del Espanyol “con mucha ilusión, aunque tuve que sortear algunas cosas. Son muy agradecidos con todo. Un simple caramelo ya es suficiente para ellos”.
Asegura que está al día “de las noticias del club, porque mi familia me envía vídeos a través del móvil y por eso tengo el de la gala del 125 aniversario, pero aún no he podido verlo completo”. Advierte que no tiene redes sociales, -“no soy de eso”- y subraya que, de tecnologías, y condicionado por la cobertura, “lo único que uso es el WhatsApp”.
Tiene previsto pasar unos días en Barcelona el próximo mes de enero y seguro que intentará asistir a algún partido del Espanyol, lo mismo que volverá a cargar su maleta con recuerdos blanquiazules para todos los niños a los que atiende. “Hay un truco en todo eso: envasar al vacío todas las prendas que pueda llevar. Así ocupan menos y no hay exceso de equipaje”, explica con la serenidad del que soluciona un desafío de forma original y creativa. Optimizar los recursos, se dice ahora. Ser prácticos, se dijo toda la vida.
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